LOS trabajos que se publican en esta página son los que, el pasado 5 de septiembre, concurrieron a un certamen que no por restringido fue menos regocijante, habida cuenta el curioso motivo que originó su convocatoria y los fastos, gastronómicos y literarios (por no entrar en la cama de cada cual), a que dieron origen.
Bajo el genérico 28 chochos, la imaginación desbordante de los autores se hizo palabra y texto. Unos, de alto voltaje erótico; otros, más sugerentes; alguno, incluso, cándido en apariencia, echa chispas por todos sus sintagmas. Y bien, su presencia en El Quicio forma parte del premio, que ganó en buena lid Jacobo Fabiani, aunque el resto, parafraseando a Calderón de la Barca –que se la cogía con papel de fumar-, en méritos y en fortuna, si no le exceden le igualan.
Los relatos, salvo el ganador y el finalista, se insertan en un orden completamente aleatorio, al margen de las puntuaciones obtenidas por cada uno.