No copula el que sabe, sino el que puede



Veintiocho rajas vienen anunciando la noche
y se disputan con los astros
el manto para cubrirla.
Sienten que a su paso se yerguen
falos a guisa de preludio
y eso que van como hormigas desfilando,
relamiendo con gusto a aquellos que
las están esperando.

¿Dónde está el calor que os falta?
¿ Acaso el sol del día no pudo
suficientemente calentaros?

Mi imaginación vuela.
Empiezo a intuir dónde está el fuego
que tenéis encendido,
en qué ascuas os vais a posar y deleitar.
¿En cuántas chispas esas brasas han de estallar?

Soy rama que se derretirá toda entera,
hecha cenizas, dentro de tu cuerpo y de tu alma,
para luego volver a reunirlas
y prenderlas de nuevo, todo dentro de ti.

En el supuesto de que calor quieras
¿Cuántos troncos he de encender?
Pensándolo bien: ¿ Cuántos árboles he de talar
para veintiocho chochos calmar?





Veintiocho bellezas van prendidas en la noche.
Veintiocho cálidos chochos rondan sus calles.
¡ Cómo se complace la luna al ver su caminar!
Su reclusión, sus cuerpos, piden juerga nocturna.
Y yo me pregunto: ¿ Qué océanos y mares descubrirán?
¿ A qué playas arribarán?
¿ A qué palo, a qué timón se agarrarán?
¿ Tendrán celos unos de otros?
¿ Pugnarán por el falo más largo encontrar,
el timón más fuerte abrazar
y la quilla más esbelta acariciar?

Arduo camino tenéis,
Pero no desesperéis en el intento.
Aparecerán barquitos que a pasear os lleven,
muy pintureras estaréis
pero, a la hora de agarrar,
¡ ni palo ni ná!
Aguas alborotadas, fuerabordas, vendrán
pero, al final,
¡ se quedará tó en fachá!

© Silvia Barona, 2008.-